27/2/09

TU TURNO

Propongo la realidad como punto de partida, dijo el chaval, que escondía su pequeña cabeza en un sombrero de colores.
Al fondo se levantó Llanto, con la cara arañada y una pistola en la mano, gritando como un animal.!No nos conocemos de nada!. No sigas con el striptease personal, guiñemos los ojos al azar juntos. No puedo regalarte nada más. La preciosa camarera se acercó y nos trajo las copas, siguiendo las últimas palabras que escuchó, me miró y me guiñó un ojo,mmmmm, otra vez ese dulce olor a moras de sus manos. Miré hacia otro lado como alma que lleva el diablo y de reojo me llamó la atención unos movimientos pequeños dentro del licor de mi copa. Pude ver como dentro, se marchaba un señor trajeado espaldas a mí y con el cuerpo de una mujer inerte en brazos. El largo cabello de ella arrastraba por el suelo, dejando el rastro del pelo mojado acariciando la mesa donde se posaba mi copa. Siguiendo ese río de licor por el tablero, ví las manos de Sombrero de Colores, golpeando rápida y levemente la mesa con sus dedos, tac tac tac tac, tac tac tac tac......alzó un brazo por encima de su cabeza y lo extendió hacia mi, abrió la mano y me ofreció los dados, !Te toca! dijo. ¿Pero qué juego es este? yo no entiendo nada, qué número he de tirar, o cuál no? Llanto, levantó de nuevo la pistola, y me susurro al oído como el siseo de una serpiente: Es tu turno...Y ese olor a azufre volvió a imbadir el ambiente. Cogí los dados y dejé mi mente en blanco y cuando me sentí preparado, arrojé los dados. Juguetearon un buen rato en la mesa se acercaban se alejaban y seguían rodando hasta que se pararon....los dados eran rojos sin dibujos, números, ni nada que distinguieran una cara de otra. Los dos se levantaron rápidamente de la mesa y se fueron corriendo. De repente los dados se juntaron se fundieron, y lentamente empezaron a formar una figura.... Una dulce figura de una mujer mayor sentada en su butaca, meciéndose lentamente miraba por una ventana, el reloj de la catedral que tenía justo enfrente, alargó el brazo cien metros y cogiendo el minutero del reloj, empezó a retroceder la hora, y con ello el tiempo
Un zumbido enorme y luego un pitido ensordecedor me hizo cerrar los ojos para no estallar. De repente silencio, abro los ojos y escucho:
Propongo la realidad como punto de partida!!
Según las reglas del destino, todo está escrito...pero nadie sabe el idioma, ni dónde, ni quién lo escribió. Todo es un juego, nada hay escrito...alzo mi brazo y lo extiendo hacia tí: te ofrezco los dados y te digo: Te toca!