31/8/09

MI GATO Y YO

El gato de mi vecina, cada vez que me ve, finge no verme, imagina que así intentaré acariciarle. Imagino tras mi camino el gato mirándome y preguntándose por qué no lo acaricio. Escucho a mi vecina diciéndole: !Anda fuera a hacer tus necesidades! y él imagina que corre como loco, al bosque hace sus cosas y se sube a los grandes árboles, un día imaginó que cazaba ratones enormes. Cuando vuelve imagina que entra en una oscura cueva y encuentra huecos ocultos entre las rocas, dónde nadie podrá encontrarlo jamás. De repente me escucha llegar e imagina que sale de su escondrijo a hurtadillas y viene a saludarme, como dándome la oportunidad de acariciarlo, imagino que me agacho y estiro mi brazo hasta la mitad del camino, haciéndole entender que mi parte está hecha. Que yo tengo tantas ganas de acariciarlo como el se imagina, pero que yo me imagino las ganas que tiene el de ser acariciado por mis manos. Imagino que se acerca poco a poco, imaginamos que nos miramos fielmente a los ojos y ronroneamos bajito, para que no imaginemos que nos gusta demasiado. Imagina que le gusto tanto como yo a Él. Imagina que me acompaña allá donde vaya, todos los días y yo imagino que está en lo cierto. Una noche salí a dar un paseo y mi imaginación coincidió conmigo en ir hacia el bosque por si estaba el gato por allí, y me dí cuenta de que mi imaginación estaba acariciando una vez más a la suya y los cuatro nos dimos cuenta de que seríamos inseparables para siempre. Desde entonces mi vecina no me habla, porque imagina que le robe su gato imaginario. Y está equivocada porque ella nunca tuvo gato. Mi gato es blanco y tiene unos inmensos ojos azules...y ella ni imagina como nos queremos el gato y yo. Nuestra imaginación puede más que cualquier cosa que exista en este mundo...y el bosque es nuestro, una noche más.