Asomado al cambio repentino de las cosas. Cerrando los ojos, solo entonces le veo lógica. Disparo lindas sonrisas a la oscuridad, pero aún sigues apareciendo noche insípida, no dejándome dormir. Como el espantapájaros que se sueña corriendo, clavado en el maíz en soledad...me haces sentir. Nadie me ayuda contra tí. Mi cabeza da vueltas y vueltas olvidando quien la maneja, y vuelven a aparecer las mismas sensaciones, las mismas ideas una y otra vez, una y otra vez. Qué peligro el mío, problemas que resolver mañana, y la única solución es vomitar verdades que no me harán ningún bien. Delgada línea, demasiado recta, por la que debo mostrar mis artes malabares...
Y aún así sigo disparando lindas sonrisas a la oscuridad. Y que brutal esfuerzo por ser diplomático en momentos claves, y que difícil es a veces vivir, cuando no naciste ni rey medieval, ni juez actual. Cuando casi todo se vuelve irremediablemente cotidiano. Y cada uno por su parte se salvará o se hundirá, los de arriba sentados en los de debajo. Esperemos que no siempre sea así.
Del escapismo un arte sé hacer, y me encanta dejarme querer y cuidar por tí. Todo lo eres para mí.
