27/3/09

EL CHORRO.

Llegaba el frío, y se marchitaban las flores, los senos se sensibilizaban y las bocas se llenaban de saliva. Oleadas y oleajes. Solo nosotros podíamos salvarnos de las dudas y las ruinas que nos dejaban maltrechos los pensamientos.
Frutos escasos que buscaba el humano en tiempos que ya no me acuerdo, escapabamos de nuestra prisión a base de viajar y olvidando la realidad que nos rodeaba.
Todo era ilusión desde la primera pronunciación de la primera palabra del primer pensamiento del primer plan de escapada. --Oye hacemos una acampada!!!!
Era nuestro pequeño cobijo, escondite desconocido por los demás, era llegar justo allí y ya no existía nada más. La película solo acababa de empezar.
Ahora que el tiempo ha pasado, nos damos cuenta que disfrutamos tanto allí, que dejamos gran parte de nosotros allí..., y nos llaman.
En el presente cada vez que volvemos, lo hacemos llenos de vida. Es como bañarse en leche de burra durante días, y más quisiera esa tal Cleopatra.
Pronto nos llamaremos para preguntarnos, aún después de taaaaaantoooossss años.--Oye hacemos una acampada!!!!
Allí mueren los demonios y se reencarnan en Duendes, esos que tan arraigados llevamos dentro.
Cada uno el suyo.